A menudo se suele confundir el trastorno depresivo con la tristeza.
La tristeza es un sentimiento que surge directamente de una circunstancia experimentada como dolorosa (enfermedad, desempleo, ruptura amorosa, etc.). Es el polo contrario a la alegría y cuando es constante, es un síntoma de la depresión.
La tristeza, a diferencia de la depresión, se presentan de la siguiente manera:
- · Repentinamente y está ligada a pensamientos o recordatorios del evento desencadenante.
- · Se resuelve cuando las circunstancias o los eventos mejoran.
- · Se puede intercalar con períodos de emoción positiva y humor.
- · No se acompaña de sentimientos generalizados de inutilidad y autodesprecio.
- · No hay pensamientos autodestructivos.
Es normal y válido sentirte triste, pero estamos en una sociedad donde se nos enseña a evitarla. Inclusive muchas veces los adultos, cuando un niño está llorando, negocian con él para que deje de llorar, mandándole el mensaje que estar triste es malo, entonces a muchas personas se les hace muy difícil experimentar emociones de tristeza y recurren a la rumba, drogas, video juegos, etc. con el propósito de deshacerse de ella.
La tristeza pude ser:
- REAL: muerte de un ser querido, enfermedad, ruptura amorosa, despido del trabajo, muerte de la mascota, etc.
- IMAGINARIA: Miedos irracionales, sobrepensar, pensamientos anticipatorios, distorsión de la percepción del sí mismo.
CÓMO DIFERENCIAR LA TRISTEZA DE LA DEPRESIÓN?
- El tiempo es clave. La tristeza dura habitualmente días y la depresión persiste semanas, meses e inclusive años.
- La tristeza es una reacción emocional (síntoma) y la depresión es un cuadro mucho más complejo que comprende muchos síntomas, por eso se incluye dentro de la categoría de trastorno mental.
- En la tristeza la persona tiene claridad del acontecimiento que provocó la tristeza y en la depresión la persona puede o no tener esa claridad (debido a que la depresión puede ser multifactorial).
- La depresión provoca malestar clínicamente significativo en todas las áreas de la vida de la persona (familiar, social, laboral, académica) y puede afectar la salud física.
Por último, es importante considerar que el evento o factor de estrés que provocó la tristeza o el desánimo puede precipitar un episodio depresivo, particularmente en personas vulnerables, es decir aquellas personas con antecedentes familiares de depresión o en el caso de personas muy susceptibles emocionalmente, de ahí la importancia de consultar con un especialista de la salud mental para evaluar los síntomas y la pertinencia de tratamiento.