PROCESO DE DUELO

El duelo es el proceso psicológico que se produce tras una pérdida, una ausencia, una muerte o un abandono, incluso podemos vivir un duelo frente a la pérdida de un empleo, la ruptura de una amistad o al cambiar/dejar una etapa de nuestras vidas, como por ejemplo, la jubilación, y cada persona lo puede vivir diferente (aunque cumple con unos criterios generales muy específicos).

Síntomas: 

  • Ansiedad
  • Miedo
  • Culpa
  • Confusión
  • Negación
  • Depresión
  • Tristeza
  • Rabia
  • Insomnio o hipersomia
  • Falta de apetito
  • Etc.

El dolor por la pérdida se puede experimentar no solo por la muerte, sino cada vez que en la vida tenemos una experiencia de interrupción definitiva de algo, de pérdida o de distancia que no podrá ser cubierta. La experiencia emocional de enfrentarse a la pérdida, es lo que llamamos elaboración del duelo, que nos conduce a la necesidad de adaptación a una nueva situación.

El duelo se trata de una herida y, por tanto, requiere de un tiempo para su cicatrización, y necesitamos de unas etapas o fases para que este proceso de sanación se complete.

FASES

  1. Negación:

En esta etapa es muy común escucharnos o escuchar a las personas expresar frases como:

“No puede ser verdad”

“Cómo ha podido ser”

“No es justo”

“Esto no me está pasando a mí”

“¿Por qué a mí?”

La incredulidad es la primera reacción ante un golpe de la vida. La negación es un escalón inevitable que hay que atravesar y del que finalmente hay que salir para digerir la pérdida. Negar es una manera de decirle a la realidad que espere, que todavía no estamos preparados. El impacto de la noticia es tan fuerte que dejamos de escuchar, de entender, de pensar.

Puede suceder que en un primer momento el bloqueo sea tan grande que no podamos ni sentir. La negación tiene el sentido de darnos una tregua. Hay quien niega la pérdida pero también hay personas que aceptan precipitadamente la crudeza de la realidad y entonces lo que en realidad tratan de negar es el dolor.

2. Enfado:

El enojo/la rabia necesita ser reconocida y aceptarda para poder sacarla fuera. La rabia tiene una razón de ser. Es pedir ayuda, nos impulsa a tomar otros caminos. Cuando estamos en el fondo del agujero nos hace tomar impulso para salir a flote. Es un arma para la supervivencia. Toda la rabia que se queda dentro, que intentemos negar o esconder nos acabará haciendo mucho daño.

3. Negociación:

Es el momento en que fantaseamos con la idea de revertir la situación, es decir, es un intento de “pactar” con quien haga falta, incluso con Dios, prometiendo lo que sea necesario: “seré bueno, voy a cambiar, ya no volveré a hacer esto, etc.” 

4. Miedo o depresión:

La persona siente tristeza, incertidumbre ante el futuro, vacío y un profundo dolor. La persona se siente agotada y cualquier tarea se vuelve complicada. En esta etapa podemos expresar cosas como: “La vida es una mierda”, “no seré feliz nunca”, “no encontraré a nadie igual” o “ya no volverá”, “jamás volveré a enamorarme”. Pero a pesar de que pueda pensar que esto no acabará nunca y que va a durar para siempre, la realidad es que solo desde este punto podrá volver a reconstruirse.

5. Aceptación:

Es el último paso del duelo. Nunca es fácil aceptar que lo que se perdió se perdió y no hay vuelta atrás. Tenemos la alternativa de no aceptar pero una vez llegados aquí nos damos cuenta de que si no lo hacemos el precio a pagar es muy alto. Llegar a este punto requiere de un gran trabajo. Se trata de aceptar que las piedras que vamos encontrando en la vida también forman parte del camino.

Sentirse “uno más” es una manera de devolver el duelo a su lugar y trabajarlo como un aspecto más de la vida, de ese proceso en que reconocemos que también la pérdida forma parte de la vida, de la misma forma que perdemos juventud, relaciones, lugares, seres queridos, etc.

DUELO PATOLOGICO

Se convierte en duelo patológico cuando después de un tiempo la persona sigue teniendo los mismos síntomas. En Psicología podemos decir que un duelo puede tomarse entre 6 meses y un año para ser resuelto, así que más de un año ya puede alertarnos de que estamos ante un duelo patológico.

Es frecuente que una pérdida no elaborada de forma adecuada de paso a problemas emocionales e incluso trastornos psicopatológicos al cabo de meses o incluso años. Sin embargo, un duelo elaborado adecuadamente mejora las capacidades futuras para enfrentarse a las situaciones de pérdida, frustración o sufrimiento, es decir, que desarrollemos habilidades y nos demos cuenta de cuán capaces somos de resolver los impases de la vida con valentía.

Con respecto a los niños, hay que enseñarles a afrontarlos, hablarlos, no minimizarlos ni negarlos, porque la manera en que se enfrenten en sus primeros duelos les ayudará a crear esas capacidades futuras.

La expresión tanto a nivel social como familiar y personal de emociones acompañando a los sentimientos de pérdida y a la importancia de realizar rituales que ayuden a elaborar el proceso de adaptación a la pérdida, pueden evitar el desarrollo de duelos patológicos y facilitar el proceso de duelo natural.

¿CUÁNDO PEDIR AYUDA?

La duración del duelo es variable, depende de muchos factores: tipo de personalidad, manera que tiene la persona para gestionar sus emociones, etc. Existen muchas personas que elaboran el duelo de manera adecuada pero existen otras que no lo logran, por ese motivo es importante identificar qué síntomas son los que se mantienen y agudizan a pesar de que el tiempo transcurra, por ejemplo que la ira se convierta en deseos de venganza, que la tristeza se convierta en deseos de acabar con nuestra vida, que la tristeza se convierta en un impedimento para continuar con mi vida… En estos casos, es necesario acudir a un especialista de la salud mental para que pueda ayudarnos.

¿QUÉ SON LOS DUELOS POSTERGADOS?

Esta sociedad “de la felicidad” no nos deja estar tristes. Parece que está mal mostrarse triste o débil, como si expresar emociones como la tristeza o enojo fuera inapropiado para la sociedad.

Las redes sociales están inundadas de mensajes “bien intencionados” sobre cómo ser feliz siguiendo una fórmula o un paso a paso. Eso es lo que hoy llamamos “encantadores de serpientes o vendedores de humo”, y entonces nos inundan de mensajes “no es para tanto, levántase que usted puede, mírele el lado bueno a las cosas…” y así, poco a poco, se va invirtiendo una gran cantidad de energía en negar que estamos mal, lo que a largo plazo se convierte en un problema serio para nuestra salud mental.

¿EN QUÉ CONSISTE EL TRATAMIENTO?

Justamente en darle la oportunidad a la persona para que exprese sus emociones, para que haga una comprensión real del suceso y para que finalmente lo acepte, pero desde una toma genuina de conciencia.

¿DEBO TOMAR MEDICAMENTOS PARA ELABORAR UN DUELO?

A veces será necesario hacer uso de medicamentos, pero siempre suministrados y supervisados por un Psiquiatra o Médico, jamás automedicados, para que no caigamos en el exceso de depender de ellos.

Lo que sí es cierto es que intentar anestesiar el dolor emocional con pastillas puede llegar a convertirse en un problema. Es importante no recurrir a la medicación como huida, sino sólo en caso de que el síntoma sea tan exacerbado que “no podamos con él”.

Y recuerden: Los blogs, videos, podcast y demás ayudas en la web sólo sirven como información pero no reemplazan el criterio de un especialista de la salud física y mental.

(Foto tomada de la web)

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